jueves, 27 de diciembre de 2012

El 25 de diciembre activé el retrovisor de mi mente



El 25 de diciembre cuando me levanté, me asomé a la puerta de la casa y me llevé una tremenda sorpresa. Esperaba ver niños y niñas por todos lados, pequeñitos haciendo sonar sin cesar las sirenas de sus carros, las niñas jugando a los “chocoritos”, con una pequeña dando órdenes; los más grandecitos con sus balones, patines, patinetas o bicicletas, hechizas o de marca.

Pero no, nada de esto observé, solo una calle vacía, con un sol radiante que parecía esperar a los niños y niñas. Donde estaban los niños me pregunté?...Talvez atrapados por los modernos equipos electrónicos, que les están robando la posibilidad de saltar, correr, subir árboles, ejercitarse en términos generales.

Entonces, se activó el retrovisor de mi mente y comenzaron a pasar como en una película, los recuerdos de mi infancia, desde las latas de aceite perforadas, donde metíamos chicharras como si fueran pajaritos, hasta la bicicleta a la que mi mamá le quitó la silla para que la guardáramos, pasando por los tambores con los que despertábamos a nuestros vecinos. Y así muchos recuerdos más, especialmente el montón de niños y niñas en las calles y los papás atentos en las puertas.

Qué tiempos aquellos!!.



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